La fragilización por hidrógeno es un riesgo de calidad oculto relativamente importante de los tornillos autorroscantes y autorroscantes. El problema de la fragilización por hidrógeno es más prominente que el de las piezas cementadas en los tornillos que se enfrían directamente mediante la co-infiltración de hidrocarburos. El hidrógeno generado durante el decapado y galvanoplastia y el hidrógeno en el medio circundante durante la carbonitruración (generalmente tan alto como 60% a 70%) puede disolver parte del acero. Cuando la eficiencia de la corriente del cátodo del proceso de galvanoplastia y fosfatado es inferior al 100%, se producirá una gran cantidad de átomos de hidrógeno para adherirse a la superficie del tornillo, provocando así la permeación de hidrógeno. Este comportamiento del hidrógeno tiene una influencia importante en la fragilización del acero por hidrógeno.
Los tornillos autorroscantes y autorroscantes tienen un tiempo de conducción de hidrógeno de 6-8 h. Debido a que la temperatura puede aumentar el coeficiente de difusión del hidrógeno en el acero, la conservación del calor a 0-20 ℃ puede eliminar la fragilización por hidrógeno, pero la temperatura es demasiado alta, como por encima de 40 ℃, el hidrógeno está en el acero La disolución media también aumenta, el hidrógeno ya no se escapa automáticamente del acero y no se logra el propósito de la eliminación del hidrógeno. La temperatura de conducción es de 140-170 ℃ (fosfatado), 200-240 ℃ (galvanoplastia), pero la producción debe basarse en la dureza del núcleo, la rugosidad de la superficie, el tiempo de recubrimiento, el espesor del recubrimiento, el tiempo de decapado, la concentración de ácido y otras condiciones de producción. La determinación del tiempo de conducción del hidrógeno debe realizarse antes del tratamiento de pasivación y justo después de la galvanoplastia (dentro de las 4 h).